lunes, 10 de mayo de 2010

Tristeza

¿Por qué soy tan ilusa? ¿Cómo puedo llegar a ser a veces tan tozuda, cabezota e idiota? ¿Por qué tengo la maldita costumbre de encontrarme un muro y acelerar para chocarme?

Éstas son sin lugar a dudas las palabras que retumban en mi cabeza últimamente. ¿Cómo puede pasarme esto a mi?

A veces, miro a mi alrededor y encuentro restos de historias, que en frío pienso... ¿cómo ha llegado ser tan estúpido el individuo? Sin embargo, la vida, dentro de su telaraña macabra te hace ver que lo que tan obvio es en otra circunstancia, es tremendamente complejo cuando te toca a ti. Cuando tú eres el protagonista, el actor principal, estás deseando que tiren el telón, por miedo de cómo acabará la escena en el tercer acto...

Es humillante a veces pararse a pensar a dónde puede llegar el ser humano después de una serie de vivencias.

Una cosa tengo claro... soy mi peor enemigo.

Como bien dice la canción Sin llaves de El último de la Fila... "me quiero y me protejo de mi misma voz..."

sábado, 8 de mayo de 2010

Manuel Carrasco - Sígueme



Me enamoré de ti
Y qué importa si no es sano
Me divierto si te pienso
y te pienso sin pensarlo.

Sé que debo seguir
los fantasmas del pasado
se rindieron ante el beso
que plantaste en mi descaro.

Y vienes hoy por mi
como un huracán sincero
desvistiéndome la vida
y comiéndome por dentro.

Ahora puedo sentir
que tú sientes lo que siento
cuerpo a cuerpo entrelazados
desgastamos el momento.

Sígueme
te daré mi corazón
no lo mates por favor
y deja que sueñe
seguiré la señal que tú me das
como el río cuando va y con su corriente.

Y lejos ya de ti
Nunca pienses que te olvido
En la maleta del alma
yo te llevaré conmigo.

Y sepas que mi amor
Nunca pasa de puntillas
El espíritu que encierras
Lo desnudaré sin prisas.

Sígueme
te daré mi corazón
no lo mates por favor
y deja que sueñe
seguiré la señal que tú me das
como el río cuando va con su corriente.

En la orilla de tus sueños
yo te planto mi universo y sígueme.

Sígueme
te daré mi corazón
no lo mates por favor
y deja que sueñe
seguiré la señal que tú me das
como el río cuando va y con su corriente.

Y seguiré contigo sin pensar
Y seguiré contigo hasta el final
Y seguiré contigo amor…

Sígueme, te daré mi corazón
Sígueme…
Me enamoré de ti
Y qué importa si no es sano
Me divierto si te pienso
y te pienso sin pensarlo.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Rozando la decepción

Hoy es uno de esos días, en los que un simple gesto te parece un mundo. Quizás no tiene suficiente importancia, y mi cabecita loca es una máquina de autodestrucción que genera ideas equívocas y erróneas.

Hoy para mí ha caído un mito. Uno de mis jefes... (Sí... tengo más de uno)

Siempre lo he tenido idealizado. Es de ese tipo de hombres que habla con tal rotundidad que te hace pensar, lo que dice va a misa, aunque a veces alguna idea que otra revolotee sobre mi cabeza cuando sale por su boca y no termine de ver todo con total nitidez. Es del tipo de hombre que mientras sus palabras son escuchadas, el rompecabezas asoma la figura oculta; del tipo de hombre que aporta soluciones, en lugar de problemas.

Siempre intento realizar mi trabajo con la mayor eficiencia que puedo dar. Nunca he sido una persona a la que le guste molestar por molestar. Me considero una persona práctica.

Sin embargo, hoy, mientras le presentaba a mi jefe el trabajo de toda una jornada, como hago habitualmente, algo extrañó noté en su mirada. Me lo encontré hoy muy extraño, como si no fuera él mismo. Podría ser acaecido por varios motivos, ya sea por la presión que estamos sufriendo en la empresa actualmente, una demoledora reunión previa a mi visita, incluso cansacio de una mala noche y agitada. Sea lo que fuere, él estaba hoy fuera de sí.

Como es habitual, cada vez que me enfrento a un problema en mi trabajo, intento solventarlo según mis conocimientos y/o mis capacidades. Cuando realmente no consigo ver la luz en el túnel, queda anotado y a la espera de poder consultarle. Pues bien, hoy tenía varias cosas que consultarle. Y he aquí mi decepción... A medida que le preguntaba mis dudas y argumentaba mis conclusiones, no podía evitar comprobar como este gran e inteligente hombre se dejaba sorprender por el escote de mi blusa. Ya sé que pensarás... el típico tópico... pero quizás nadie sepa realmente que es una situación desagradable, verdaderamente. Mientras hablaba conmigo, si se le puede llamar así, notaba sus ojos clavados en mi, en lugar de mi trabajo. Me hizo sentir como si mis ocho horas no hubieran servido de nada...

Puede que sea una tontería, pero quizás hoy no era precisamente el mejor día para ponerse la escafandra de "aquí no ha pasado nada y yo me hago la loca". Quizás empiezo a estar cansada de un comportamiento machista en el ámbito laboral.

Ya empieza a ser la hora de que se vea a la mujer como una persona capacitada de ejecutar un trabajo.

Disculpa mi enfado, pero hoy... no tengo fuerzas para más...

lunes, 3 de mayo de 2010

La máquina de los futuros alternativos

Hace poco me preguntaron si cambiaría algo en mi pasado de lo que me arrepintiese. Evidentemente mi respuesta fue que no; nadie me asegura que hubiera tenido una vida mejor si hubiese cambiado algo antaño. Cada uno tiene lo que siembra y yo estoy muy contento con mi cosecha.

Aun así, no pude evitar pensar en dos aspectos de mi pasado que a ciencia cierta le habrían dado un giro completo a mi presente...

Y mi imaginación se puso en marcha y soñé despierto que existía una maquina comercializada en la que poniendo las decisiones tomadas en tu vida, te mostraba lo que habría sido de ti si hubieses tomado el otro camino (porque siempre hay otro camino). Y en mi mente veía a muchas personas sentadas delante de una pantalla mirando como podría haber sido su vida si no hubiesen dejado aquel trabajo, a su pareja, si no se hubiesen mudado, si hubieran hecho aquella llamada...

Y aunque el resultado que se les aparecía no era ni mejor ni peor, estaban alicaídos, pensativos, ausentes en esa película que acababan de ver en las que eran los protagonistas. No se daban cuenta que aun viviendo un corto, se sentaban a ver los largometrajes de otros.

Y me imaginé flotando por el aire y mirando a través de las ventanas de las casas a esos curiosos televidentes. Vi chicas llorando por lo que habían dejado escapar; otros se levantaban sonriendo, asumiendo que no habría estado mal. Vi ancianos riendo a carcajadas y murmurando "menuda chorrada, ya no saben que inventar".

En algún momento me asomé por una ventana en la cual vi una figura sentada en el suelo delante del televisor justo cuando terminaba su futuro alternativo, con la única luz del aparato alumbrando un salón grande y bien amueblado. Era un escenario misterioso, estaba muy bien decorado pero aun así nada llamaba la atención. De pronto la pose y la figura me resultaron familiar, pero antes de ver su reacción pensé para mi: "despierta loco, esto dejó de tener gracia".